Ser, o no ser

La llegada de los PCs supuso un empujón importante para PC-Mática, nos hizo entrar de lleno en el mundo empresarial. Hasta entonces, nuestros clientes eran los «jugones», los que veían la microinformática como una consola de juegos que, además, permitía hacer otras cosas.

Un PC era algo más. Los programas de gestión empezaron a proliferar: facturación, gestión de almacén, contabilidad, estadística, nóminas.

Todo el mundo conocía las hojas de cáculo Supercalc,  Lotus 1-2-3; los procesadores de texto Wordstar, Wordperfect; en bases de datos no había duda: DBASE, el DBASE III+ se sigue usando en muchos sitios; ¡¡en mi trabajo sin ir más lejos!! (lo usa un compañero que se resiste al avance y que defiende lo de «si funciona, no lo toques»).

El software era caro pero a las empresas les compensaba la inversión, algunas se ahorraban el pagar a una asesoría, con sus propios medios gestionaban la empresa de manera eficiente y los datos estaban allí, actualizados al momento.

J. y yo decidimos echarnos a la calle a la caza de clientes. Previamente hicimos un mailing centrándonos sobre todo en nuestra zona de influencia: los pueblos cercanos. YoPara trabajar de comercial en algo tan novedoso, era esencial el generar confianza al cliente y el aspecto físico era fundamental cuidarlo. Por eso me recorté las puntas.

Pronto nos dimos cuenta de que el comercial y relaciones públicas era J. y que a mi me iba más lo tecnológico. Le dejé a J. el área de las relaciones comerciales y me centré en la programación.

El GWBasic estuvo bien al principio pero era lento y te obligaba a entregar el código fuente al cliente. El problema no era que conocieran nuestros secretos en programación sino que los programas se podían parar y si a alguien se le ocurría tocar algo y acertaba a grabar los cambios a disco, el software fallaba y nos suponía pérdidas de tiempo innecesarias.

La solución: los compiladores. Había uno bastante bueno para el GWBasic, el QBasic. Con un IDE más que decente para la época, el desarrollo de programas se hizo más sencillo.

Cuando empecé a dominar el tema, uno de los primeros objetivos fueron los programas que le hice a mi tío. El cambio fue muy bueno, la velocidad de ejecución se multiplicaba por mucho. Ya no tenías que fumarte un cigarro o leer un buen libro esperando a que se pintara el menú de opciones o a que se generase la factura. Recuerdo que había que tener un cuidado especial en los cálculos numéricos. Los compiladores, como todo, no son perfectos y éste no era una excepción. Según el orden en el que efectuabas algunas operaciones el resultado podía ser totalmente erróneo y no era permisible, en un programa que te da de comer, este tipo de fallos.

El trabajo con archivos era bastante farragoso en ese lenguaje y aunque había desarrollado mis propias librerías para todas las operaciones que necesitaba hacer sobre ellos, no dejaba de ser un incordio. La aparición de un compilador para el lenguaje que usaba DBASE: Clipper, cambió las cosas. Su versión Summer’87 se extendió como la pólvora y aparecieron multitud de programas hechos con aquel lenguaje. Uno de ellos, ALFA (ALmacén – FActuración), se convirtió en una solución barata para las PyMES y tuvo un éxito considerable en el sector, compitiendo con paquetes más elaborados y potentes como los que comercializaba DIMONI, una empresa de Gandía.

Con Clipper desarrollar software de gestión era coser y cantar. Yo usaba un editor de textos muy potente que permitía tener abiertos varios ficheros simultáneamente y el editor quedaba residente en memoria de forma que era muy sencillo ocultarlo, probar los cambios y volverlo a traer a primer plano para seguir trabajando. Empecé a usar también un compilador llamado BLINKER (del inglés «blink», guiño). Este compilador tenía en cuenta los ficheros fuente que habían cambiado desde la última compilación y sólo compilaba esos, con lo que la generación del ejecutable se hacía en un guiño ;) Cuando lo usabas aparecía una cara guiñando un ojo. Era gracioso y efectivo.

AcademiaContratamos un nuevo profesor para la «academia», M.J.L., todo un hallazgo. Era bueno como docente y buen programador (un abrazo M.). Hizo un magnífico programa para la gestión de videoclubs en Clipper que no tenía nada que envidiar a los que se comercializaban entonces y sí a la inversa. M. estuvo con nosotros bastante tiempo pero aprobó unas oposiciones y nos tuvo que dejar. Nosotros no podíamos ofrecerle nada mejor y, evidentemente, su futuro estaba fuera de PC-Mática, S.L. Le echamos de menos en los años siguientes. Su sustituto fue un error por nuestra parte (sin comentarios).

Con el tema del Clipper conocimos a H.Y., un representante de ¿abrasivos? (Teo, confírmalo tú que yo no me acuerdo) que vendía sus productos a mi tío y a mi primo. Era un fan de Clipper, de hecho, montó una empresa de software que tuvo bastante éxito y también tenían academia. Era un ejemplo a seguir. Organizaba reuniones en un piso por La Cruz Cubierta (un barrio de Valencia) a la que íbamos los «pirados» informáticos y discutíamos sobre Clipper, compartíamos software, librerías e ideas. (Un abrazo también para tí H.).

En esta historia no puedo dejar de mencionar a C., a C. la contratamos para que estuviera al cargo de la tienda y nunca pudimos pagarle lo que ella se merecía. De buena gana le hubiese dado parte de mi sueldo, pero todos sabemos que cualquier número multiplicado por cero, es cero. C. era algo más que nuestra dependienta. Era nuestra amiga y tenía voz y voto en todo lo que se nos pasaba por la cabeza. Su trabajo era impecable. (Un beso C.)

Como teníamos cerca un instituto decidimos poner una fotocopiadora. Ya sé que no tiene nada que ver con la informática, pero las pelas que recaudáramos nos vendrían muy bien. Compramos una superfotocopiadora que nos permitió poner unos precios muy bajos a las fotocopias. No teníamos rival y eso se notó enseguida. ¡Que se lo pregunten a C.! Sólo ella sabe las horas que se tiró delante de aquel cacharro. Se hacían verdaderas colas, sobre todo en época de exámenes. Los ingresos por fotocopias nos sorprendieron. No imaginábamos que íbamos a tener tanto éxito. Además, aquello nos sirvió para que conocieran la tienda y alguna venta informática salió de aquello.

Los años pasaban y nuestra clientela se iba extendiendo y afianzando. Los ingresos obtenidos nos permitieron afrontar un cambio de look, más que necesario, para la tienda. Cambiamos la entrada de la tienda por completo. Pusimos un escaparate de aluminio acristalado, la puerta de entrada también de aluminio. La laaaaaarga mesa quedó convertida en dos mesas pequeñas con un PC en cada una de ellas para las demostraciones a los posibles clientes. El super-mostrador lo vendimos a través de un periódico de compra-venta y en su lugar pusimos una mesa de despacho que nos regaló mi tío. PC ATTambién adquirimos una caja registradora, pintamos la tienda de nuevo (esta vez de blanco) y compramos otra mesa y un AT (PECEMAN, claro) con monitor en fósforo blanco para el desarrollo de software.

Mi socio y amigo J. decidió dar el paso de dejarse su trabajo y dedicarse por completo a la tienda. Yo no lo tenía tan claro y no me atreví a hacerlo. El negocio iba bien pero suponía un riesgo que no quise asumir.

En 1990 decidí meterme en la universidad a estudiar la carrera de Informática, ¿cuál si no?. Preparé el acceso para mayores de 25 años y me dieron el APTO. Por aquellas fechas mi novia M. y mi primo T. estaban también estudiando en la U.P.V. y me entraron ganas de volver al «cole».

El primer año, entre mi trabajo y la tienda no tenía tiempo material para ir a clase y después de 9 años sin hábito de estudio fue bastante duro seguir el curso. Con las asignaturas puras de informática no tenía problemas pero la física, el cálculo y el álgebra eran palabras mayores. Había que estudiar sí o sí. Al profesor de cálculo lo conocía porque era amigo de mi primo T. y le agradezco mucho la ayuda que me brindó para poder aprobar aquel tocho.

Ya en 1991 el peso se me hizo insoportable, la tienda requería cada vez más dedicación pero no acababa de despegar lo suficiente como para que confiara en que aquello me daría de comer. A eso se unió el que empezaran a surgir como setas tiendas similares por toda Valencia. Tiendas que trabajaban con unos precios que nosotros no podíamos conseguir. Ese «boom» acababa de empezar y tenía toda la pinta de querer expandirse como un virus, como así fue.

Tomé una decisión de la que no me arrepiento pero que me dolió en el alma. Me reuní con mi socio y le propuse que lo dejáramos ahora que aún estábamos a tiempo y que no estábamos endeudados. A J. no le sentó muy bien la propuesta y lo entiendo perfectamente. Él había arriesgado su trabajo y había apostado por aquello. Yo lo tenía fácil, tenía mi otro trabajo. Tuvimos que liquidar todo el material de la tienda. Por fin pudimos venderle algún PC a nuestro vecino, el de la autoescuela. Dejamos a algún proveedor con alguna pequeña deuda muy a nuestro pesar.

Lo que más me dolió es que perdí a mi amigo/socio durante bastantes años y aunque ahora nos vemos de uvas a peras, nos gusta recordar aquellos tiempos (un abrazo J.).

La aventura de la tienda duró 5 años intensos de alegrías, ilusiones, agobios y penas.

Un abrazo y un beso para los que no he mencionado, que aún me quedan. ;)

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11 respuestas a «Ser, o no ser»

  1. Navegando con Mozilla Firefox Mozilla Firefox 3.0.4 en Windows Windows Vista

    Hola tu,

    Imagínate como se me quedó la cara cuando a las pocas semanas de empezar la mili me «reclutan» para el dpto. informática de la base aérea, entro y me encuentro que toda la informática era un pc con DB y Cliper, y manejaba toda la información de la base.

    Y una impresora que tiraba de papel continuo a cinco copias.

    Prefiero olvidarlo.

    Chau

  2. Navegando con Internet Explorer Internet Explorer 7.0 en Windows Windows XP

    En privado me darás mas detalles de H.Y.para poder confirmarte algo.
    Ya me he sorprendido acordandome de C.
    ¡Qué ejercício de memoria!

  3. Navegando con Internet Explorer Internet Explorer 7.0 en Windows Windows XP

    No se como sería J. en aquella época, pero a poco que cuidara su imagen, después de ver tu foto, entiendo perfectamente que él fuera el comercial. (jeje).

    ¿Me habré pasado con el comentario?
    Un beso
    Geli

  4. Navegando con Mozilla Firefox Mozilla Firefox 3.0.4 en Ubuntu Linux Ubuntu Linux

    J., además de el comercial, era el ligón.
    Yo no pasaba de friki.
    Eso sí, ganaba mucho en chándal y con un medallón que imitaba el oro.

  5. Navegando con Safari Safari 525.27.1 en Mac OS X Mac OS X 10.5.5

    A mi me queda una duda Miguel: la foto ¿es de antes o de después de recortarte las puntas?
    jamemuera…;-)

    Un besillo!

    P.D. He entendido «Wordperfect», qls

  6. Navegando con Internet Explorer Internet Explorer 6.0 en Windows Windows 2000

    Pero….donde está lo cómico de la foto?
    Nadie ha pasado por los 80 siendo veinteañero?
    Recuperad fotos de la época y mostradlas (si sus atrevís)

  7. Navegando con Internet Explorer Internet Explorer 7.0 en Windows Windows XP

    Ondi! Look nuevo!
    Tambien lan cortao las puntas al blog, jeje

  8. Navegando con Mozilla Firefox Mozilla Firefox 3.0.5 en Windows Windows XP

    Jajaja…me encanta la foto.
    Un abrazo Migue.

  9. Navegando con Internet Explorer Internet Explorer 6.0 en Windows Windows XP

    J nunca ha dejado de ser tu amigo.

  10. Navegando con Internet Explorer Internet Explorer 7.0 en Windows Windows Vista

    Lo sé. ;)
    Si quieres añadir algo a esta historia… es toda tuya.

    Un abrazo.

Responder a Geli

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